¿Por qué nos anclamos en los distintos roles?.
En muchas ocasiones mis pacientes se refieren diciendo “Soy un vago”, “Soy un incapaz”, nunca voy a poder cambiar de rol. Esta afirmación sólo habla de tu miedo al cambio.
¿En quién te quieres convertir?
Para poder entender desde donde actuamos es importante conocer que son los roles y desde cuál de ellos nos relacionamos. Hoy vamos a aprender a identificarlos para que no nos condicionen a la hora de actuar.
La teoría de los roles de Moreno nos dice que desde que nacemos nos identificamos con distintos roles. Por ejemplo, el rol de hijo/a, amigo/a, trabajador… Nos comportamos de una manera distinta con cada uno de ellos; podemos ser introvertidos con nuestros amigos y abrirnos a nuestra pareja.
“Nuestra manera de comportamos no habla de como somos si no de como decidimos relacionarnos en cada situación”.
De hecho, si una persona dice que es vaga, no lo es en cada una de las circunstancias de su vida si no, en uno de los roles que adopta y generaliza en determinados actos. Contaremos con más recursos cuantos más roles manejemos, ya que esto nos permitirá afrontar más situaciones distintas y contar con patrones de acción más saludables.
¿Por qué nos anclamos en roles que nos hacen infelices?
Entonces, ¿por qué nos anclamos en el rol de “soy vago”, “soy incapaz”…? Desde que nacemos ensayamos roles, empezamos con el juego en la infancia, y a partir de ahí nos vamos identificando con unos u otros en función de tres cosas:
· Por un lado lo exitosos que hayamos sido en determinado rol. Por ejemplo, si veo que se valora de mí que sea una persona abierta, me mostraré cómo tal en más ambientes. Evidentemente uno se siente más a gusto en determinado rol no sólo por el contexto si no también por nuestras diferencias individuales.
· En función de la devolución que los demás nos hacen. Si nos critican y nos vemos incapaces de afrontar, por ejemplo, nuestros sueños, nos identificaremos con un rol que tienda más hacia la evitación de los conflictos, donde no me arriesgue a que me dañen o hacia la falta de asertividad donde me comporte como los demás esperan de mí.
· Por otro lado, están los dobles mensajes que son los que más nos hacen sufrir. Por ejemplo, eres muy capaz de acabar tus estudios pero eres un vago y no lo vas a conseguir. La duda interna que surge es ¿creen en mí?. En estos casos, aconsejo ser lo más claro posible con uno mismo y con el otro, teniendo en cuenta que tu rol no viene determinado por los demás sino aquellos con los que te identificas.
¿Cómo puedo aprender a manejar más roles?
Las claves que debes tener en cuenta para no quedar fijado en roles en los que no te sientes a gusto son las siguientes:
1. Ten en cuenta que los roles son adquiridos, de la misma manera que nos identificamos con ser un vago podemos hacerlo con “soy un luchador”. No nacemos con ellos, por mucho que queramos creerlo.
2. Identifica la causa por la que has adquirido determinado rol en determinada circunstancia. Me viene bien creerme un vago porque si no tendría que afrontar situaciones en las que no me siento cómodo. Por ejemplo, si estudio y acabó mi carrera tendré que afrontar mi mundo laboral que es lo que más me asusta.
3. Identifica los roles que te funcionan, que te sirven para afrontar tu vida y trata de generalizarlos. Por ejemplo, si soy capaz de abrirme en familia y me veo muy tímido con mis amigos. Date cuenta que tienes la habilidad de relacionarte fuera de casa, conoce cuáles son los miedos que te condicionan para relacionarte de esta guisa y cámbialo.
4. Si no te ves capaz de jugar determinado rol porque nunca lo has probado observa como lo hacen los demás. Aprendemos por imitación, si los demás pueden tú también. No es por falta de capacidades que no lo hacemos, si no por miedos. Por ejemplo, la vergüenza no es más que el miedo a la crítica o a perdonarnos si no nos sale las cosas como nos gustaría las primeras veces. Si tienes miedo a hablar en público ten compasión de ti mismo y de tus errores, acepta que lo más importante al principio es intentarlo.
Sé como quieres ser.
Ten en cuenta que las dificultades que encontramos para comportamos de una manera distinta a como nos gustaría habla de nuestra búsqueda de seguridad, nuestro miedo al cambio y por tanto, a nuestro sentimiento de incapacidad para probar maneras distintas de estar en el mundo, ya que tendemos a identificarnos con la idea que nos han trasladado los demás y nuestros propios miedos. Así que te aconsejo que te arriesgues y no actúes desde tus miedos si no desde la imagen que quieres tener de ti mismo/a.
Hola! Bonito artículo Ruth.
Pues yo no sé muy bien si soy vaga o no. Estoy en un momento en que me cuesta mucho hacer las cosas más sencillas. Cómo saber que no te engañas? El caso es que yo no me considero perezosa sino que no me valoro, no valoro lo que hago. Llevo 2 años en el psicólogo y no he solucionado esto. Me siento incapaz de cambiar.
Un saludo!
Hola Ana,
Nadie se engaña, sólo que en ocasiones nos cuesta identificar qué queremos en realidad ya que nuestro deseo de aprobación o miedo a perder el afecto de los demás nos impide conectar con nosotras mismas y de ahí la dificultad de pasar a la acción. Es importante aceptar nuestro deseos más profundos y ser consecuente con ellos ya que necesitamos entusiasmo para poder afrontar los retos diarios y superar los bloqueos que nos impiden ser libres.
Espero que descubras qué quieres en realidad y encuentres el valor para poder cumplir tus deseos.
Un abrazo, estoy a tu disposición, Ruth Rokiski.
Muchas gracias por tus palabras Ruth.
Un abrazo.
Muy buen artículo Ruth!
Tengo varios pacientes con una apatía casi cronificada y me parece muy interesante lo que comentas de estar anclado a roles que nos hacen infelices.
¿Donde esta la línea entre pereza y apatía como enfermedad?
Me estoy planteando ir al psicólogo pero no sé si lo que me pasa es común o no….